Querido.
Querido: ningún otro rostro podría sacarte de mi mente, eres tan refinando, eres demasiado bueno. Tengo que advertirte que nunca te dejaré libre, porque he nacido para amarte por la toda eternidad. Y así, en cada brisa me parece oír tu nombre, mi corazón es una llama. Me caería a pedazos, querido, si dejas al sentimiento morir; no rompas un corazón, querido, nadie podría enmendarlo. Siempre que estés lejos de mí, dondequiera que vayas, nunca estarás realmente apartado de mí… quisiera que sepas que sólo tengo que cerrar mis ojos, querido, y repentinamente estoy donde estás. Será mejor que no intentes perderte, porque nunca estaré lejos de ti.
Si sólo me dieras una mirada.
Contigo por siempre, Antoinette.
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