mayo 31, 2006

C'est la vie

Perversas circunstancias que no me dejan llegar a ti. Estabas ahí, te vi, me viste. La puesta en escena estaba completa: el ambiente extraño, el día gris, el café, los cigarrillos y el lápiz labial; todo en coincidencia para el encuentro perfecto. Incluso te hice notar aquello de tu sonrisa –creo que entonces percibiste el mensaje, todos estos mensajes. Hablamos largo rato, me reí con cada salida ingeniosa de tu parte, hice un chiste de tu sweater verde que no disfrutaste mucho, vanidoso. Pero algo enajenante me pasa siempre que estoy a tu lado, entre en pánico realmente cuando fijaste una mirada categórica en mí que no supe interpretar correctamente. Por un ínfimo momento cruzó por mi mente la idea del rechazo amenazador y bastó sólo ese momento para descontrolar todo en mí. Debí parecer una idiota ¿no?, torpemente dejé el café en la mesita y huí delante de una excusa inverosímil –mi gato estaba hambriento o algo así- faltaron las lágrimas y el desmayo para completar una de las escenas más ridículas de mi fatua imaginación. Porque, sí, sólo te vi y me viste y no fui capaz de nada, ya que el descontrol vino antes, antes incluso de encontrarnos. Apenas te miré muy nerviosa, intentando la sonrisa esa y creo que sí me miraste... un poco. Debo salir de casa sin mayores expectativas. Al menos ya de algo estoy segura, sabes quien soy, sabes quien eres y que todo esto es sólo por ti.

Ya no sé que pensar.

Hasta nuestra eternidad, Antoinette.

mayo 30, 2006

Hoy

Espero verte hoy. Hoy sí te lo digo, aunque sea con el pensamiento. Anoche me quedé horas viendo tu foto, me encantan tus ojos. Y tu sonrisa, maldita, hermosa, gloriosa sonrisa ¿has notado eso que haces cuando sonries? Levantas apenas la comisura izquierda y si no te gusta el comentario entornas los ojos. Eres realmente especial, cariño. Siempre que intentas esa sonrisa extraña, apunto hacia ti entregándote complicidad y me da la impresión certera de que la tomas gustoso. Ha de ser por eso que empecé a amarte, porque intuía primero que buscabas algo en mí y luego me convencí de ser tu lugar de llegada para todo. Cuando me veas hoy levantaré la comisura izquierda, te miraré fijamente y por fin encontraré nuestros ojos en un choque sublime, te lo haré saber, cariño.

Hoy sí.

Entregada, Antoinette.

mayo 29, 2006

No te alejes de mí

¿Por qué es que yo digo: no te alejes? ¿Serás el mismo de antes cuando ya no me quieras? No me desprecies, ni siquiera te atrevas a irte. Me siento como en una habitación solitaria donde los días vacíos se juntan para cobijarme cuando te hayas ido... ¿Cómo en este mundo, podré seguir sin ti? ¿Es esto un sueño?... ¿Cuando terminará? Cuando todo lo que hemos sabido alguna vez acabe y me encuentre de nuevo sola. ¿Dónde iré, dónde estaré? Los sentimientos que no he mostrado aún quizás encuentren la respuesta cuando te vayas, pero ¿cómo podré vivir sin ti? No te vayas, todo lo que tienes que hacer es estar ahí, no te alejes, no digas adiós, no me desprecies, no dejes que se muera. Cuando las sombras caen, cuando el día nace, a través de la noche, por toda mi vida: por favor no te alejes.

En tu pupila veo siempre una salida.

Completamente enamorada, Antoinette.

mayo 28, 2006

Me dejas sin aliento.

Mira en mis ojos y verás que soy la única. Has capturado mi amor, robaste mi corazón, cambiaste mi vida. Cada vez que haces un movimiento destruyes mi mente e imagino la forma en que me tocarías... pierdo el contro y me estremezco profundamente, te llevas mi aliento. Puedes reducirme a lágrimas con un solo suspiro, cada vez que respiras, cada sonido que haces es un susurro en mis oidos. Yo podría dejar de lado mi vida completa por uno de tus besos, seguramente moriría si me rechazas de tu amor. Así es que por favor no te vayas, no me dejes aquí sola conmigo, me sentiré cada vez más abandonada. Te encontraré, estaré justo detrás tuyo hasta los confines del mundo; no podré dormir hasta que te encuentre sólo para decirte que me dejas sin aliento, para decirte cuando te encuentre: te amo.

Encuéntrate en mis ojos alguna vez.

Suspendida en el tiempo, Antoinette.

mayo 27, 2006

Usted

Sé que cree de mí que yo pienso de usted como una música... loca, bizarra, dulce, inútil, herida envuelta, herida nada más y a veces me parece que usted ya no suena más. Entonces, mientras yo estoy aquí y allá (poca importancia tiene), inesperadamente lo encuentro a usted en mi cabeza, en la sombra de un concierto nunca escrito que regresa aquí y usted me ataca por eso. Usted es una música, eso que de ella he cantado ya, no recuerdo ni se si usted es como es, porque ya sólo conozco cada nota de usted. Puede creer que yo he pensado que usted ya no está, pero lo que pasa es que ha sido cambiado para no reconcerlo más. Sin embargo usted siempre retorna...

Sus ojos y los míos.

Desesperadamente devota, Antoinette.

mayo 26, 2006

Querido.

Querido: ningún otro rostro podría sacarte de mi mente, eres tan refinando, eres demasiado bueno. Tengo que advertirte que nunca te dejaré libre, porque he nacido para amarte por la toda eternidad. Y así, en cada brisa me parece oír tu nombre, mi corazón es una llama. Me caería a pedazos, querido, si dejas al sentimiento morir; no rompas un corazón, querido, nadie podría enmendarlo. Siempre que estés lejos de mí, dondequiera que vayas, nunca estarás realmente apartado de mí… quisiera que sepas que sólo tengo que cerrar mis ojos, querido, y repentinamente estoy donde estás. Será mejor que no intentes perderte, porque nunca estaré lejos de ti.



Si sólo me dieras una mirada.


Contigo por siempre, Antoinette.

mayo 25, 2006

Esperé...

Esperé un millón de horas... si supieras. Esperé en mi dulce delirio, en la distancia que pones entre nosotros, esperé la transparencia de tus ojos y el enigma de tu sonrisa ¡un millón de horas, mi amor! Y mientras aguardaba tu presencia, pude sentir tu aroma y el toque mágico de tu voz lejana, ese murmullo que estalla en el espacio llenándolo todo de ti y de mí… Antoinette… Antoinette… susurras en secreto para mí. Sé que me notas, sé que estoy ahí para ti, ves en mis ojos el amor que te profeso y no quieres admitir. ¿Me temes? Yo temo tu desprecio ¿Me despreciarás? No puedes rechazar la absoluta devoción de una ninfa que sólo te pide respirar el mismo aire que tú… por ahora, sólo con ese privilegio conformo mi corazón inflamado. Y si me miraras a los ojos probablemente moriría.



Mírame sólo una vez y caeré vaciada de voluntad a tus pies.


Tuya, Antoinette.

mayo 24, 2006

Maybe...

Oh! Quizás estoy imaginando todo esto, pero al menos intuyo que sientes lo mismo que yo por tí. Y si así no fuera, mi alma se conforta con sumergirse en tus profundos ojos y descansar en tu sonrisa que siempre oculta lo trascedente. Creo que me estoy enamorando de tí... lo lamento, no es algo que pueda ya controlar, porque la atracción que generas en mí es más fuerte que mis buenas intenciones.
Por ahora, sólo quiero estar cerca de tí, escucharte e imaginar que eres mío. Ni siquiera quiero uno de tus besos, no aún. Quiero disfrutar y sufrir platónicamente por tí hasta que mi corazón estalle de sentimiento y no pueda callártelo más.



Sólo mírame una vez y seré tuya por siempre.

Con amor, Antoinette